El acceso a información financiera (y no financiera) del que dispone hoy en día un inversor minorista era impensable hace tan solo una década. Tenemos a nuestra merced increíbles bases de datos, bien sea a través de páginas de organismos oficiales, como el regulador, o gracias a plataformas que recopilan, sintetizan y muestran de manera mucho más amigable distintas métricas bursátiles y financieras.
Incluso ChatGPT o su hermano financiero, FinChat, pueden ayudarnos a entender el modelo de negocio de múltiples empresas. Este exceso de información puede llevar a la parálisis a la hora de enfrentarse al análisis de una compañía cotizada. Aprovecharemos este post para recopilar los cinco aspectos clave de cara a abordar con éxito nuestra investigación.
1.- Genera ideas de inversión
Aunque parezca una obviedad, para analizar compañías cotizadas necesitamos reducir al máximo nuestro universo de potenciales candidatas. Igual que un proceso de selección de personal lleva asociados una serie de filtros para dar con el candidato idóneo, lo mismo podemos aplicar en el análisis bursátil.
Existen herramientas que facilitan la labor de criba. Por ejemplo, Finviz tiene un screener gratuito para buscar compañías que cumplan determinadas condiciones. Analizar más de 8.000 cotizadas puede requerir toda una vida, pero poner la atención en las 13 mejores no.
En la imagen posterior vemos los resultados que nos devuelve Finviz si le pedimos que sólo nos muestre empresas de gran capitalización, muy rentables, poco endeudadas y con un crecimiento de doble dígito en los últimos cinco años.
Nuestro mundo queda limitado a compañías de la talla de Intuitive Surgical, Regeneron Pharmaceuticals, Arista Networks o Franco-Nevada. A partir de aquí, comienza el trabajo de verdad: entender a qué se dedican y cómo ganan dinero cada una de las empresas que vayamos a analizar. Las páginas web de relación con inversores, complementadas con el uso de herramientas de inteligencia artificial, pueden ser un buen punto de partida.
2.- Crecimiento, calidad y salud financiera
Una vez comprendido el negocio, si una compañía es buena, esto tendrá reflejo en sus estados financieros. Definimos una compañía de calidad como aquella que genera elevados retornos sobre el capital de forma recurrente, capaz de generar caja y con oportunidades de crecimiento atractivas.
Crecimiento
Tomando como referencia Regeneron Pharmaceuticals, una de las empresas que pasaban el filtro que nos hemos inventado en Finviz, comprobamos que el crecimiento es espectacular: una media cercana al 16 % en los últimos cinco años y que aumenta hasta el 24,34 % desde 2012.
Calidad
Muchas métricas pueden utilizarse para cuantificar la calidad, pero la principal es la rentabilidad. El objetivo de cualquier compañía es maximizarla. Si es capaz de ser siempre más rentable que sus competidores, significará que tiene algo que los demás no: una ventaja competitiva.
Volviendo a nuestra compañía del ejemplo, nos encontramos con una rentabilidad de doble dígito durante los últimos 10 ejercicios en términos de ROA, ROE y ROIC. No es de extrañar, ya que Regeneron tiene una ventaja competitiva basada en activos intangibles gracias a los fármacos que desarrolla. Por ejemplo, Eylea cosechó casi 10.000 millones de dólares en ventas en 2022, gracias a su sólido posicionamiento.
Más allá de la protección que le brindan sus patentes frente a la competencia (hasta 2024 para Eylea y 2031 para Dupixent), todos los productos comercializados y en proceso son biológicos, lo que brinda una defensa adicional de la competencia genérica debido a la complejidad y el costo de fabricación de biosimilares.
Salud financiera
¿Pagará lo que debe? Esta es una pregunta obligada para cada compañía cotizada que analicemos. Aunque el nivel de endeudamiento variará en función del sector, es importante que la empresa esté lo menos apalancada posible, que cuente con caja para hacer frente al pago de sus obligaciones a corto plazo y el ratio de cobertura de intereses sea lo más elevado posible.
3.- ¿Cuida a sus accionistas?
Las tres vías principales para mimar al accionista son la recompra de acciones, reparto de dividendos y asignar de forma eficiente el capital en proyectos que aporten valor a la compañía. La primera aumenta el valor de las acciones, ya que se reduce la cantidad en circulación, y también mejora el PER. Por otro lado, las acciones con un dividendo creciente se han mostrado históricamente más rentables que el mercado en general y que aquellas que no reparten (e incluso lo recortan).
Finalmente, debemos comprobar en qué invierte la propia empresa. Si volvemos a la compañía del ejemplo, Regeneron se ha centrado en asignar la mayor parte de sus beneficios al desarrollo de su cartera interna de terapias de oncología e inmunología. La parte de investigación y desarrollo implica que la empresa gastará más de 4.000 millones de dólares anuales en esta faceta, o más del 30 % de los ingresos. Que una farmacéutica invierta en innovación es algo positivo.
4.- ¿Quiénes están detrás?
Además de la calidad del management, deberíamos comprobar si hay skin in the game (los directivos compran acciones de su propia empresa). Cuando alguien con información privilegiada invierte en su compañía, sólo lo hace por una razón: piensa que el precio va a subir. Esto es lo que se conoce como actividad de los insiders y existen algunas páginas que permiten monitorizar estas transacciones. SecForm4.com es una de ellas.
Por ejemplo, el director general de Louis Vuitton, Bernard Arnault, estuvo comprando acciones de su empresa desde el 2 de febrero de 2023 hasta el 30 de marzo de 2023. En aquellos momentos, muchas compras fueron realizadas por debajo de los 800 euros. Cuando escribo estas líneas, un par de meses después, LVMH cotiza a 870 euros. En mayo de 2023, ha vuelto a las andadas.
Por otro lado, es importante que el equipo directivo confíe en su empresa, pero es incluso mejor que los mandamases sean parte de una misma familia. Las empresas familiares tienden a ser más estables, ya que a menudo están dirigidas por miembros que tienen una visión de largo plazo y un compromiso con el legado de la compañía, así como una cultura empresarial única y distintiva.
5.- Valora la empresa
Precio es lo que pagas, valor es lo que recibes. De nada sirven los puntos anteriores, si invertimos en una compañía con poco margen de seguridad. Las dos formas más habituales de valorar una compañía es mediante el descuento de flujos de caja (valoración intrínseca) y el método de los múltiplos comparables (valoración extrínseca).
Este paso se torna más fácil cuanto más predecible es la empresa. Necesitaremos saber a qué tasa aproximada crecerán los ingresos en el futuro y el porcentaje de las ventas que la cotizada es capaz de transformar en flujo de caja libre. Aunque resultados pasados no garantizan resultados futuros, puede ser un buen punto de partida para establecer escenarios realistas.
Será también fundamental calcular la tasa de descuento a la que actualizaremos dichos flujos de caja. Esto dependerá mucho del riesgo que lleve asociado la compañía: exigiremos una tasa de descuento mayor en proporción al peligro que detectemos (empresas pequeñas, cíclicas, apalancadas, márgenes estrechos…).
En resumen, un analista debe ser capaz de generar ideas de inversión mediante el uso de screeners o inteligencia artificial, entender el negocio y las dinámicas sectoriales donde opera la empresa objeto de estudio, analizar su situación económico-financiera y si mima (o no) a sus accionistas vía recompra de acciones, dividendos, reinversión en el negocio o una combinación de varias. La estructura accionarial puede darnos pistas sobre si es una compañía familiar y tenemos herramientas para saber qué cargos relevantes de la empresa están comprando acciones (y a qué precio).
Nada garantiza el éxito en las inversiones, pero hacer bien los deberes antes de tomar una decisión decanta la balanza a favor del inversor. La valoración será el broche final a nuestro trabajo, aunque tampoco pasa nada si determinamos que la compañía analizada no está barata después de haber dedicado muchas horas al análisis. Siempre podemos tenerla en vigilancia y aprovechar futuras oportunidades. La paciencia es una virtud en un mundo que sólo busca resultados instantáneos.
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