28 julio 2015

Universidad o Escuela de negocios

Hay sensibles diferencias, porque se trata de dos modelos distintos con características, estructuras y orientaciones distintas. El mismo programa máster impartido en una universidad y en una escuela de negocio puede presentar cambios notables. ¿Cómo puede ser eso? ¿Y qué tengo que tener en cuenta para elegir en una situación así?

 

Las universidades han gozado del monopolio de la educación superior durante siglos. Son estructuras muy jerarquizadas, públicas y privadas, creadas en torno al modelo tradicional de enseñanza. Se organizan de acuerdo a modelos determinados por la legislación de cada país o región, y suelen estar enfocadas a los estudios de grado y postgrado, en este último caso con una clara especialización al doctorado.

 

Las escuelas de negocio se crearon en el siglo XX como respuesta al vacío que las empresas encontraban a la hora de seleccionar a profesionales con un alto grado de especialización en el ámbito de la gestión de empresas. Allí nacieron los primeros masters, impulsados por la iniciativa privada.

 

Frente al tamaño y la organización regulada por ley de las universidades, las escuelas de negocio adoptan un modelo más funcional, centrado en conectar las necesidades del sector productivo con la enseñanza especializada, incorporando nuevos modelos de aprendizaje a partir de cuadros docentes en los que son una mayoría los profesionales capaces de superar la teoría y ofrecer una formación eminentemente práctica. Se trata de orientar los estudios a la capacitación especializada que buscan las empresas, con la que la relación es constante.

 

Una de las consecuencias de este modelo es la mayor flexibilidad de las escuelas de negocio a la hora de organizar la docencia, diseñar los planes de estudio y facilitar los trámites y las gestiones de sus estudiantes; por ejemplo, permitiendo la matrícula en dos programas al mismo tiempo (muchas universidades marcan un límite de créditos de postgrado por año para sus alumnos).

 

Otra de las diferencias entre universidades y escuelas es el grado de internacionalización: las universidades españolas concentran un porcentaje mucho menor de alumnos de otros países que las escuelas. De esta forma, los programas máster de estas últimas cuentan con la ventaja de incorporar perfiles muy distintos provenientes de lugares muy diversos, lo que enriquece el proceso de estudio.

 

A diferencia de la mayoría de universidades, las escuelas cuentan con sus propios programas de becas de prácticas que conceden ellas mismas. Esto supone la posibilidad real de obtener una ayuda para la matrícula desde el primer momento, a través de un proceso corto que se gestiona en el propio centro. Lo mismo ocurre con los créditos que las escuelas ofrecen en colaboración con entidades bancarias para completar la matrícula de quien lo necesita.

 

Y la última gran diferencia está relacionada con la inserción laboral, que se traduce en los convenios para la gestión de prácticas y las bolsas de empleo. Por las mismas razones que he planteado antes, las escuelas de negocio han desarrollado sólidas y funcionales relaciones con las empresas para facilitar la incorporación de sus egresados. Y eso puede marcar la diferencia a la hora de conseguir un empleo al terminar el máster.

 

Espero haberte ayudado a tener un poco más clara tu decisión. Si quieres saber más sobre EUDE te invito a que contactes con uno de nuestros asesores académicos que te ofrecerán más información en función de tus intereses, tus objetivos y tus planes.

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